Un testimonio imposible!

Entonces le dije, "me dejarías orar 10 segundos por ti"?

11/11/20253 min read

Es imposible

Hay muchas veces cuando pienso en orar por gente, en testificar de Jesús, y en acercarme a otros, y me digo a mi mismo: esto es imposible, no tengo ni el deseo, ni el poder de hacer esto en mi mismo. No me dan ganas, y tampoco creo que tenga algo bueno que compartir con otros. Y creo que hay cierta verdad en esto.


Porque separados de Él nada podemos hacer. Y realmente, veo que en mis fuerzas no tengo deseo de enfocarme en otros, ni de gastar mi tiempo orando por gente, ni de “hacer el ridículo” en público, contar mi testimonio a otros, y mucho menos la fe para ver a alguien sanarse. En ese momento es donde me doy cuenta en que necesito de la gracia del Espíritu Santo de Dios para hacer todo esto. Necesito mirar al cielo y decir: PAPÁ, NO PUEDO HACERLO, NO PUEDO HACER NADA DE ESTO EN MIS FUERZAS! PAPÁ, ME AYUDARÍAS A HACERLO? VEN CON TU PODER, Y PERMÍTEME SER TESTIGO TUYO DONDE QUIERA QUE VAYA.

Los discípulos hicieron esta oración también en Hechos 4, después de darse cuenta que el poder que habían recibido en Hechos 2 ya no era suficiente, al decir:

Y ahora, Señor, considera sus amenazas, y permite que tus siervos hablen tu palabra con toda confianza, mientras extiendes tu mano para que se hagan curaciones, señales y prodigios mediante el nombre de tu santo siervo Jesús. Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con valor”.(Hechos 4:29-31 LBLA)

Vamos por un corte de pelo

Recuerdo hace un tiempo en esa barbería en Cuarto Centenario, Dios hizo algo especial. Era un día normal, y como mi pelo estaba "indomable", decidí rápido ir a mi barbería favorita con un corazón abierto para que Dios hiciera lo que quisiera.

Mientras iba llegando pensaba: Señor, tal como oró John Wimber, solo quiero ser una moneda en tu bolsillo y que me uses como tú quieras. Y si voy a hacer el ridículo, bueno, es por tu causa no?

Me senté, y mientras mi peluquero, Alejandro, me cortaba, pensaba: Señor, será que quieres decirle algo a Alejandro? Aquí estoy. Qué quieres hacer Señor?

Sin embargo, no recibí nada para Alejandro. Al contrario, sentí que Dios quería hacer algo distinto. En ese instante fue cuando vi a la cajera del local entrar cojeando, tocándose su rodilla. Al mirarla veo que al fondo del lugar estaban guardadas sus muletas. Mientras la miraba de lejos se veía afectada por el dolor, y pensaba: Señor, qué duro debe ser ir a trabajar con muletas. Dame compasión por su condición, para que tenga un encuentro contigo!

Terminó mi corte de pelo y me acerqué a la caja, mientras se aceleraba el ritmo de mi corazón:

  • Y qué pasó con tu pierna?, le pregunté.

  • Tuve una caída, y me lesioné, me respondió Arlette, mientras me miraba sin saber qué esperar realmente.

  • Sabes algo, Jesús te ama, y quiere mostrarte cuan importante eres para Él sanando todo tu dolor, me dejarías orar 10 segundos por ti?

  • Bueno, claro.

Al tomar la mano de Arlette, simplemente oré para que Dios viniera con Su Presencia, con Su Espíritu Santo, y que pudiera experimentar el amor de Dios, y su sanidad en su pierna. Le ordené al dolor, que estaba en nivel 4 de 10, que bajara a 0.

  • Te puedo pedir un favor? Podrías ahora con toda honestidad, pararte y ver como está el dolor?

  • Ok, vamos a ver, me respondió.

Arlette se puso de pie, y sus ojos se abrieron enormemente!

  • Necesito que seas 100% sincera conmigo. Como está tu dolor?

  • Sabes, no te miento pero debe haber bajado a un nivel de 2.

Volvimos a orar, y Arlette me dice: Sabes el dolor es imperceptible! Gracias Jesús. Eso abrió mucho su corazón para hablar más de Dios. Le dije que de verdad Jesús quería tener una relación con ella. Ella me comentó que ese día justo había estado conversando con un colega acerca de Dios, y lo importante que es tener fe. Estaba muy sorprendida, y antes de irme le insistí en que era Jesús buscando su corazón a través de esta sanidad.

Después de momentos como este, es imposible no experimentar como incrementa el fuego de la pasión de Dios por las personas, y al Espíritu Santo moviéndose dentro nuestro, casi como saltando y diciendo: ESO ES HIJO! VAMOS POR MÁS! QUIERO TOCARLOS A TODOS! VAMOS JUNTOS!

Es algo que claramente no proviene de mi, y que estoy convencido Dios quiere impartir en nuestro medio. Quizás a esto se refería Jesús cuando dijo: “El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: «De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva»” (Juan 7:38 LBLA)